lunes, 2 de diciembre de 2013

Séptimo

Nos engañaron, o al menos me engañaron a mí. Decían que sexto iba a ser sencillo. Decían que lo difícil de la Medicina era entrar, que lo difícil de la Medicina era saber que estarías estudiando durante el resto de tu vida, que lo difícil de la Medicina eran los años impares (maldito y dichoso tercero). ¿Sexto? Me río del que ve en sexto algo sencillo. Que venga y me lo presente, ¿dónde está lo agradable de este año? Lo único que sexto tiene a su favor es que en mis apuntes no aparecen las palabras etiopatogenia, prueba diagnóstica de confirmación, prueba de elección, tratamiento de elección, alternativas... y demás cosas que había que memorizar.

Habrá quien tenga su dificultad en el propio sexto (temerle a la Oncología es algo muy lógico), habrá quien le tema al MIR (lean la dirección del blog, aquí tenéis a uno)... habrá, habrá... creo que la dificultad que me produce sexto no viene de sexto en sí, creo que el pánico que le tengo al MIR aún no ha brotado del todo (todo parece sencillo cuando "aún" quedan 13 meses). No, ni siquiera ser delegado y tener que planearlo y organizarlo todo ante profesores que delegan en ti sus obligaciones es algo preocupante. Mi mayor preocupación no radica en esos aspectos.

Mi preocupación de sexto no es sexto en sí, sino el período que sexto abarca. Mi preocupación de sexto no está en la Medicina, ni en el Hospital, ni en algo relativamente cercano. Está más lejos, está a kilómetros de aquí. Sí, llevaban razón, sexto es sencillo. Pero es sencillo si la situación de los años anteriores se hubiese mantenido. Si todo fuera como estábamos acostumbrados a que fuese. Sexto se comienza a complicar cuando tu pilar más importante falla. No tiene que ser culpa de nadie, las cosas suceden y punto, y sólo podemos afrontarlo. De lo único que puedo estar seguro es que te necesito, y te necesito aquí, cerca, como siempre has estado, como siempre aplacabas mis nervios y mis inseguridades. ¡Y detesto esta situación! Porque no, no es fácil. Es tremendamente complicado, es mucho más difícil de lo que me creía en un principio. Sé que estás ahí, sé que aunque estés lejos estás aquí conmigo pero... me falta tu sonrisa de cada tarde, tus ganas de abrazarme y de decirme que no me agobie, tus algún día no tendrás que decirme "¿te veo a las siete?"...  A pesar de estar conmigo, a pesar de estar aquí cada vez que puedes, las semanas se me hacen eternas sin ti... y no está siendo fácil. Por eso, por eso odio sexto, por eso no puedo compartir lo de sexto es fácil... ¿fácil? ¿qué es fácil? Porque yo no lo veo.

Vuelve, vuelve porque el año que viene te voy a necesitar aquí los meses antes del día M. Sí, tú, te lo digo a ti, a la que al leer el título de esta entrada has recordado el momento en el que me dijiste "Cari, nosotros nunca dejemos a los niños en la escalera si subimos por el ascensor, ¿vale?"

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